martes, 7 de agosto de 2007

Empatía

La Real Academia de la Lengua Española la define como: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
Unos de los problemas de la sociedad actual (de los muchos que hay) es esa falta de empatía de la gente. Prefieren mirarse el ombligo que intentar entender al otro. ¡Claro que es la postura más fácil!
Para eso hay numerosos refranes pero pondré por ejemplo éste, “Llegas a mirar la paja en el ojo ajeno y no das cuenta de la viga en el tuyo propio”, realmente no trata sobre la empatía pero es un claro ejemplo de lo que la gente está dispuesta a ofrecer, criticas al otro pero no a uno mismo. Yo, hace unos quince años reconocí, por primera vez en público, un error. Me costó mucho hacerlo, parece fácil pero no lo es. Pero desde ese día cada vez me costaba menos reconocer errores. Pero también descubrí, desde ese día, que las personas que estaban a mi alrededor les costaba lo mismo que a mí reconocer esos errores, pedir perdón cuando era necesario, o dar la razón a alguien que lo necesita. Descubrí también que eso estaba generado por su propia inseguridad y cuanto más seguro estás de ti mismo, menos te costaba reconocer un error, y a su vez, más cercano a la perfección estabas. La perfección absoluta no existe, pero como los límites que estudiábamos en esas tediosas clases de matemáticas, se puede llegar a una aproximación. Y en eso consiste la perfección.
Hace siete días se murió mi madre, y mi propia empatía hacía que intentase que la gente se sintiese lo menos tensa e incomoda posible. Por eso contestaba “No pasa nada”, “Mi madre hubiera querido que estuviésemos felices”, etc… También intenté que la gente estuviese lo más unida posible, a pesar de todas las tensiones interpersonales que se habían generado en todos los tiempos anteriores.
Al cuarto día reventé. Sólo pedía que tuviesen conmigo 15 minutos de empatía y no se me concedió. Y volví a ver, por enésima vez, la falta de tacto que tiene la gente con sus semejantes. Donde su sufrimiento siempre vale más que el de los demás, donde sus problemas son más importantes que los del resto, y que tienen una falta de empatía tal que les hace, aunque sea por unos minutos, estar carentes de sentimientos y de emociones.
En el mundo que vivimos actualmente, es muy difícil estar dominado por las emociones. Pero aunque sufra por ello no voy a dejar de tenerlas, porque eso me hace ser persona, humano y me hace sentirme bien, aunque algunas veces sienta una gran misantropía. Y si los demás me forzasen a no tenerlas, tendría que decirles, ¡Lo siento, pero el día que no tenga emociones y sentimientos dejaré de estar vivo!

2 comentarios:

A las 9 de agosto de 2007, 9:03 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Yago

Te escribo desde mi oficina en Bucarest para decirte que tu comentario me ha gratificado mucho. En efecto, creo que ninguna otra virtud hacia los demás es necesaria cuando se consigue tener empatía, y esto es mucho más difícil de lo que parece.

Así que quiero enviarte desde aquí mi aliento y toda la empatía que sea posible, a pesar de la distancia física que nos separa.

Junto a la empatía me gustaría también encarecer la virtud de la indulgencia, aunque al fin y al cabo creo que la indulgencia surge de la empatía , pues nadie puede ser cruel juzgando comportamientos ajenos si piensa en los errores y absurdos en los que también ha incurrido él mismo, así que "solo" hay que ponerse en el lugar de los demás cuando a ellos les pasa lo mismo y reconocer en los demás el comportamiento que uno mismo ha tenido tantas veces.

En fin, no quiero enrollarme más. Seguro que tu madre hubiera deseado que, en efecto, todos estuviéramos tranquilos, al menos con toda la tranquilidad que transmitía la compañía de ella.

Un abrazo muy fuerte

Juan

 
A las 9 de agosto de 2007, 9:23 , Blogger Unknown ha dicho...

Bueno, antes olvidé entrar con mi cuenta y por eso el comentario aparece como anónimo aunque al final vaya firmado. Ahora intentaré entrar con mi cuenta, a ver si resulta. Tengo aquí a mano unos textos de Rafael Sánchez Ferlosio que me gusta, y que te dejo para que, si quieres, los pienses:

"Ser indulgente con los malos es algo que el corazón aprende fácilmente y sin mayor esfuerzo, ya desde pequeños. Es saber ser igualmente indulgente con la a menudo insoportable y cruel arrogancia de los virtuosos lo que el corazón aprende siempre tarde, con esfuerzo, a veces nunca.".

"¿Quién te ha metido en la cabeza, me dice la voz de la Indulgencia, ese funesto error de que yo era una abogada mediadora en defensa de los pecadores ante el severo tribunal de los virtuosos?. ¡Jamás he comparecido ante ese tribunal, pues tampoco he legitimado nunca la Virtud. ¿Cómo podría yo hacerlo, si precisamente está en mi condición disolver y confundir las diferencias entre las partes enfrentadas? Y, si por la inevitable elementalidad de las experiencias más tempranas, me conociste piadosa y compasiva con los pecadores, nada te daba derecho -sin advertir que, de esta forma, no hacías más que copiar, salvo que al revés, la eterna parcialidad de todo tribunal humano- a suponerme severa y cruel con los virtuosos que se atreven a señalar, juzgar y condenar a los pecadores".

Bueno, estas frases son algo enrevesadas pero creo que pueden dar pie a pensar mucho.

Por favor, puedes estar seguro de que en Bucarest tienes una casa a tu disposición. Si quieres visitar Transilvania durante una semana más o menos avísame y busco al´gún hueco para coger vacaciones

Un abrazo fuerte otra vez.

Juan

 

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